lunes, 8 de octubre de 2012

Una reunión sobre Sostenibilidad y Responsabilidad Social Corporativa



Hace unos días me sentaba con un importante hotelero para conversar sobre sostenibilidad y responsabilidad social corporativa. 

Comenzó diciéndome que ”en un contexto de crisis tan brutal como la que estamos padeciendo mi mayor preocupación es tener el hotel con un una ocupación mínima para así poder pagar los sueldos de mis empleados y las facturas de los proveedores. El resto de iniciativas, proyectos e ideas son muy bonitos pero no me ayudan a pagar las facturas ni a mantener el hotel lleno”.

No me sorprendieron sus palabras porque en los últimos años la mayoría de las veces que me he hablado con un cliente sobre estos temas, esta ha sido, más o menos, su reacción inicial. De pronto,  continuó.. ”y además, voy más lejos aún. ¿Tu crees que cuando un turista llega a un hotel está pensando en ahorrar agua o luz, o si lo que está haciendo es bueno o malo para el medioambiente?” .

Es cierto lo que decía. Cuando un turista llega a un hotel quiere ser mimado y disfrutar de una experiencia distinta a las cotidianas, y tengo que confesar que me vi a mi misma hace unos años: hospedarme en un hotel me hacía sentirme dueña  señora  y hacer cosas de forma impulsiva, solo porque haber pagado la habitación me daba derecho a disfrutar de cada centímetro de ese espacio, sin pensar en lo que podía pasar de la puerta hacia afuera y muchos menos si las generaciones futuras llegarían o no a disfrutar de  “mi habitación”  y de “mi entorno”; y por supuesto sin plantearme si esas acciones representaban parte del sueldo de algún empleado que había tenido que ser sacrificado para que yo pudiese seguir disfrutando de “mi habitación” y de “mi entorno” . Y así me veía encendiendo al aire acondicionado para refrescar bien la habitación, aunque en casa no tenemos ese lujo, ni lo necesitamos; y me llenaba la bañera de agua casi hirviendo, aunque en casa desde hace años decidí sustituir todas las bañeras por platos de ducha. Y me vino a la mente la primera vez que vi ese cartelito, tan común hoy en día, que te encuentras en los baños de cualquier hotel, sobre donde depositar las toallas y la consecuencia que eso tiene. Afortunadamente ahora me temblaría el pulso antes de ocurrírseme poner una toalla en el suelo. 

Lo curioso de todo esto es encontrar el equilibrio entre el derecho de un hotelero a mantener su hotel lleno, el derecho del turista a disfrutar de una experiencia distinta a las que tiene en su vida cotidiana y el derecho que la sociedad, las futuras generaciones y el entorno que nos rodea a seguir disfrutando de este planeta, como mínimo, en las mismas condiciones que nosotros lo hacemos hoy en día. En definitiva,  encontrar ese equilibrio no es ni más ni menos, que lo que se denomina como Sostenibilidad.

Pero más curioso aún es que en este contexto de crisis tan brutal como el que estamos padeciendo, me siento cada día con empresarios de distintos sectores que motivados por una imperiosa necesidad de reducir costes estén aplicando medidas de respeto al medioambiente y a la sociedad, porque a la larga son más económicas que las prácticas habituales, pero lo hacen sin contarlo al mundo, sin explicárselo a sus clientes, sin compartirlo con sus proveedores o con su competencia, sin darnos la oportunidad de que aprendamos de esas experiencias. Planificar y realizar este tipo de acciones,  ponerlas en valor, medirlas y compartirlas es lo que se denomina como Responsabilidad Social Corporativa.

Seguimos hablando durante largo rato sobre Sostenibilidad y Responsabilidad Social Corporativa, le dí datos en concretos del sector turístico y el papel tan importante que tiene que jugar a la hora de conseguir este equilibrio, hablamos de educar a los clientes, a los empleados, a nosotros mismos, hablamos de derechos pero también de obligaciones y responsabilidades, hablamos de una legislación cambiante, hablamos del perfil de un tipo de cliente creciente que sí demandan este tipo de establecimientos y los premian recomendándolos y volviendo muchas veces,  hablamos de ahorro,  hablamos de personas, le conté experiencias de otras empresas que con pequeñas acciones habían conseguido grandes cosas, y acabamos hablando de que tengo tres hijos y de que espero que a lo largo de su vida puedan disfrutar mucho de hoteles responsables y sostenibles y de un Mundo igual o mejor del que tienen ahora. 

Cuando me fui, me apretó la mano y me dijo “no creas que me has convencido, pero te prometo que voy a pensar sobre lo que hemos hablado” . Y me fui.

Ayer recibí una llamada, al otro lado del teléfono estaba este conocido hotelero, me citaba a otra reunión para explicarle a él y a una persona de su equipo unas dudas que le surgieron sobre Responsabilidad Social Corporativa.


Sonia Garcia Fariña
Bioenergyfeel



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